Té verde matcha, ajo negro, alga wakame, cúrcuma, aguacate, semillas de lino, jengibre…Productos tan antiguos como el ser humano y que, sin embargo, se han puesto muy de moda en los últimos años, gracias a todas las propiedades con las que cuentan.
De hecho, son precisamente las propiedades de estos productos de lo que siempre se habla, pero no tanto de lo que aporta poder cocinar con ellos o de recetas que se pueden elaborar con los mismos y que, quizá, nunca te habías planteado hacer.
Por eso, hoy queremos centrarnos en uno de estos alimentos que tan de moda se han puesto en los últimos tiempos, que tenemos siempre a nuestra disposición y con los que vas a poder realizar recetas diferentes o darles un toque original a las recetas de siempre.
Hablamos del jengibre. Y sí, queremos darte algunas recetas que puedes elaborar con esta especie milenaria, pero, antes, si te parece bien, vamos a hacer un pequeño repaso por su historia.
Origen y otros datos sobre el jengibre
Como te decía antes, el jengibre es una especia milenaria. De hecho, la misma ya se utilizaba en el antiguo Imperio Romano. Sin embargo, con su caída también se perdió su uso y no fue hasta que Marco Polo pisó el sur de Asia, cuando se volvió a recuperar.
De hecho, se cree que es originaria de los bosques tropicales del sur de Asia, siendo hoy en día la zona principal del mundo donde más se cultiva. En concreto, India, China, Nepal e Indonesia son dos de los principales productores de esta especia, además de sus principales consumidores (al menos, hasta ahora).
Por otro lado, variantes algo más silvestres del jengibre crecen en países como Japón, Hawai o Australia, pero su uso es menos conocido que el de la variedad original (o, mejor dicho, la más utilizada, porque no tenemos datos de cuál fue primero).
Lo que muchas personas desconocen de esta planta es que esta especia rizomatosa pertenece a la misma familia de plantas que la cúrcuma, el cardamomo o la galanga, entre otras.
El clima ideal para cultivar jengibre es el tropical, aunque también se cultiva en otros lugares cálidos, con temperaturas de entre 25 y 30 grados; eso sí, se lleva fatal con el exceso de agua y las heladas.
Características y formatos de jengibre
El jengibre, como bien sabes, tiene un sabor fuerte y picante, muy característico, por lo que es realmente sencillo distinguirlo cuando se utiliza en la cocina o cuando forma parte de una infusión. En función de la cantidad que se utilice, el picante se notará en mayor o menor medida.
Lo más apreciado de esta especia es que, más allá de darle un sabor particular a las recetas en las que se utiliza, le aporta una gran dosis de salud. De ahí que se haya venido utilizando en la cocina durante siglos, especialmente en la cocina oriental, donde sus propiedades son más que conocidas.
Podrás encontrar el jengibre en diferentes formatos, siendo los principales, los siguientes:
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Jengibre fresco: es el más habitual y el que encuentras sin problemas en fruterías o superficies comerciales donde se vendan productos de alimentación. En este caso, el jengibre se utiliza, principalmente, para dar sabor a caldos, guisos, infusiones sofritos o recetas dulces, como pasteles o galletas. En estos casos, se recomienda utilizar una pequeña cantidad, de manera que no pique demasiado la receta que se vaya a elaborar.
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Jengibre seco: sus usos son muy similares a los ya citados, pero es necesario remojarlo antes de utilizarlo en cocina.
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En polvo: principalmente para dar sabor o contrarrestar el mismo, en mariscos, pescados u otras recetas que tengan ingredientes con sabores fuertes.
Algunos usos frecuentes del jengibre en la cocina
Por otro lado y aunque menos habitual (pero también lo podrá encontrar) en países como China o Japón suelen tomar esta especia como encurtido, para lo que, previamente, la conservan en vinagre. Puedes encontrar esta opción en tiendas de comida oriental.
Para ser más concretos, el jengibre en polvo se utiliza para marinar carnes de sabor fuerte, como por ejemplo, el cordero. Se suele combinar con el polvo que se le echa encima y que lleva también ajo, pimentón, sal o cebolla.
Por otro lado, el jengibre fresco se suele utilizar para hacer refritos con ciertos pescados de sabor fuerte. Puedes hacerlo poniendo a calentar un poco de aceite en la sartén y dorarlo junto a unos ajos, tras haber cortado en finas láminas uno o dos trozos. Retirar en cuanto un poco de color, añadir vinagre o unas gotitas de zumo de limón si se desea y verter sobre el pescado al horno. Sin duda, una forma diferente y saludable de consumir pescados como la trucha, entre otros.
3 recetas que incluyen jengibre
Vamos a combinar un menú con primer y segundo plato, más postre, en los que se incluya el jengibre entre sus ingredientes.
RECETA 1. Ensalada de tomate con hierbas y jengibre (receta vista en Rebañando): fresca y especial donde las haya, es perfecta para el verano, pero también para comenzar las cenas en cualquier época del año (mucho más si estamos en plena época de tomate). Para elaborarla vas a necesitar: 1 tomate rojo, otro amarillo, un puñado de berros, un poco de perejil, una cebolleta dulce. Media cucharada de café de jengibre en polvo, aceite de oliva y vinagre balsámico, al gusto + sal.
Para prepararla, una vez tengas todos los ingredientes, sólo tendrás que lavar y cortar los tomates por un lado y preparar una cama con los berros y la cebolleta, por otro. A continuación, añade el vinagre y el aceite y, por último, esparce la sal, el jengibre y el perejil, al gusto.
RECETA 2. Guiso de pollo con piña y jengibre (visto en recetas de rechupete). Una receta que gusta por igual a mayores que a pequeños, al que la piña le da un toque especial, que contrarresta con el del jengibre. Para su elaboración vas a necesitar: un pollo campero troceado para guisar, 4 dientes de ajo, 50 ml de aceite de oliva, 2 puerros, dos trocitos de jengibre fresco, 10 rodajas de piña en su jugo, 1 vaso de vino blanco y sal y pimienta al gusto.
Una vez tengas todos los ingredientes, los pasos a seguir son como los de cualquier guiso de carne normal, es decir, comenzar salpimentando el pollo, que dejaremos en una fuente de cristal, mientras preparamos los ajos que vamos a pelar y a dorar en una sartén con el aceite de oliva. Mientras esto sucede, añadimos los trozos de pollo y los doramos. Cuando esté, retiramos en la misma bandeja donde estaban antes.
En este mismo aceite vamos a añadir los puerros cortados en trocitos muy pequeños, al igual que las cebollas y sofreímos. Cuando estén pochados añade el vino blanco y dejamos que reduzca durante unos diez minutos, a fuego lento. A continuación añadimos el jengibre, dejamos pasar 5 minutos y, por último, añadimos el pollo y la piña y dejamos guisar durante unos 30 minutos, a fuego lento. ¡Una delicia de plato!
RECETA 3. Rooibos de jengibre y limón. Está claro que para realizar esta receta no vas a tener que pasar nada de tiempo en la cocina. Lo justito, el tiempo de calentar el agua, verter sobre la taza de té donde habremos echado una o dos cucharadas del rooibos de jengibre y limón que puedes encontrar en nuestra tienda, dejar reposar y disfrutar.
La infusión perfecta para terminar una deliciosa comida, hacer bien la digestión y que podrás tomar en cualquier momento porque no contiene teína. Te dejará un sabor fresco y agradable en boca y se convertirá en una de tus infusiones preferidas. ¡Garantizado!
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¡Nos vemos en el próximo post!